77- Sacriface

Quedé con ella en mi despacho de la discoteca, cerré las luces y ella entró... despacio, sorprendida... preguntando que quería...

Yo la sorprendí por detrás, le dí la vuelta, la abracé... acerqué mis labios a los suyos... y la besé... la besé profundamente como si fuera mi primer beso... de hecho fue EL PRIMERO... nuestro primero.

La música sonaba estruendosa desde el exterior, pero nosotros no escuchábamos nada, estábamos poseídos por un deseo obsesivo... por una pasión irrefrenable... no sé lo que duró... solo me acuerdo que de repente volvimos a la realidad por unos golpes en la puerta... nos soltamos, ella desapareció rápida y sigilosamente por la puerta trasera... encendí las luces... y abrí la puerta.

Quedamos por la noche, una vez acabada la sesión... una vez se hubiera despedido de su novio, el portero del local y así lo hicimos.

Fui a buscarla a su casa, amparados en la noche, desplazándonos por el pequeño pueblecito costero con un patinete eléctrico los dos, bordeando la vía del tren... entre el precioso paseo marítimo, en el que con el tiempo formamos nuestro primer hogar hasta llegar a la disco... la luna lucia en todo su esplendor y había sido nuestro complice durante todo el corto, pero intenso trayecto.

Abrí la puerta... y de repente nos encontramos besandonos, acariciándonos, estrujándonos como posesos tirè todos los papeles de la mesa de un manotazo, la tumbé, me coloque encima y así tal y como comence me detùbe le dije...

- Mejor que te duches... no ?

Me miró anonadada... pero sin vacilar, se encaminó hacia el vestuario.

Ni que decir tiene que la sorprendí a medio enjabonar...

Nos volvimos a besar como dos gatas en celo, nos fuimos arrastrando por todo el vestuario, el pasillo, el office, y no sé como nos encontramos en la cabina de dj... la coloqué sobre los discos, le abrí las piernas, me sumergí en su entrepierna, afanosa pero delicadamente fui rebuscàndo en su sexo, cuando encontré su botoncìto del amor me apoderé de él, lo succione, lo volteé, le dí mil y un retortizones,.. le soplaba, le daba golpes de lengua, lo agarraba con los dientes... luego vino en mi ayuda el dedo corazón, luego otro y luego otro, un cuarto se introdujo en la puerta trasera... y de repente... UNA FUENTE... de esa cavidad salió disparado un liquido caliente amarillento... SE HABÍA MEADO ?... Pues no !!!!!. SE ESTAVA CORRIENDO !!! Mierda, los discos !!!!

La saqué de allí corriendo ( nunca mejor dicho ).

ELLA me miró, tan sorprendida como yo

- ¡¡Lo siento !! Dijo

- ¿LO SIENTO ?, que carajos... ha sido fantástico !!! ...

- Ya !. Pero estoy avergonzada... y muerta de frío.

Busqué un par de trenkas para abrigarnos... puse una canción... nuestra canción, encendí luces de colores y le cogí de la mano hasta mitad de la pista... SACRIFACE, de SIDNEY O `CONNOR.

Este momento maravilloso, permanece inalterable hoy en día pasados casi veinte años.

NO fuimos conscientes del tiempo que pasamos una vez acabada la canción, juntos, bailando con nuestras Panamá Jack Y Las trenkas...

Solo sé que volvimos a la cabina y mientras le dije que buscara otra música, la agarré por detrás introduciéndome suavemente en lo mas profundo de su intimidad, ella con la cabeza apoyada en la tabla de mezclas, y yo aumentando el ritmo a la vez que encendí el micrófono y subí el volumen a toda pastilla...

ELLA jadeaba y gritaba escandalosa y espectacularmente, MILES DE VATIOS propagaban y multiplicaban ese sonido maravilloso por toda la discoteca.

Sencillamente inolvidable... una de las noches mas excitantes de mi vida.

A LA SEMANA SIGUIENTE... en plena sesión y con una canción basada en percusión... la mezclé con sus jadeos.

La gente pensaba que era un disco nuevo... ella, levantó la cabeza desde la barra donde trabajaba, nuestros ojos se clavaron unos a otros, una sonrisa nos delató... pero nadie pareció notarlo.

A partir de entonces ésa canción sonó cada día... la de SACRIFACE también... nuestro AMOR, también permanece INALTERABLE.

POSIBLEMENTE ESA FUERA LA PRIMERA VEZ QUE HICE EL AMOR CON ALGUIEN